Ciao Ciao Fiera di Bologna!

Ya estamos en casa. Pies doloridos, la mochila llena de libros nuevos en un montón de idiomas distintos... el tarjetero  susurra nombres de gente nueva, de gente vieja, de gente interesante y de nuevos lazos...
y los brazos descansan después de abrazar a muchos compañeros que no veíamos desde hacía meses o años.
Hemos asistido a la premiación de un montón de ilustradores que han sido reconocidos internacionalmente y nos hemos llenado de alegría por los amigos premiados. Hemos visto reconocérsele el mérito a creadores de una edad avanzada y sus ojos que decían "ya era hora". La feria está llena de matices bellos que se esconden debajo de ese mercado enorme de derechos e intercambios, y de ese paseo continuo de gente nerviosa con carpetas y portafolios.
Suele ser un poco extraño para quienes llevamos proyectos como Bonito Editorial, asistir a un evento tan grande, donde lo pequeño se hace diminuto, y donde nuestro modo de trabajar se ve como un acto suicida entre las hondas de interés, dinero y tendencia... es difícil hacerse escuchar, y explicarse también es difícil. Pero en parte nos gusta, porque entre cien agentes encontramos tres editores que piensan como nosotros, entre doscientos libros de papel estucado aparece ese libro de acabados cuidados que nos eriza el pelo. Y así funciona :)
Hemos tenido poquitas entrevistas con gente que ya nos había comprendido el año pasado, y con gente nueva que se ha interesado en el proyecto, incluso hemos tenido algún flechazo con libros extranjeros que han provocado alguna reunión. También hemos tocado puertas que no se abrirán pero es normal!
Es probable, que empecemos a sacar nuestros libros de viaje. Y peldaño a peldaño vayamos editando todos los cuentos que tenemos en la recámara. Hay que tener paciencia.
Pero estamos contentos, puede que ocurra algún cambio importante en los próximos meses.
Después de este párrafo denso denso como la mermelada. Os regalo eso.
El momento más feliz de la feria sin duda, cuando llegamos a casa con la espalda rota y nos quitamos los zapatos y dejando que el sol de la tarde nos peine las cejas, nos tomamos una rebanada de mermelada de cerezas.
Bueno, mejor, os dejo esa foto, y muchas más. Porque ha habido un montón de momentos bonitos.